Soy Carlos Jeldres Venzano. Ingeniero, Chileno, Chillanejo y fanático de Ñublense. El 11 de junio del 2016 dejé mi trabajo y comencé a perseguir mi sueño: dar la vuelta al mundo en bicicleta. 5 continentes, 5 años y más de 100 países. Bienvenidos al viaje de mi vida

Centroamérica Parte I: Panamá, Costa Rica y Nicaragua

Carlos Jeldres Venzano - diciembre 12, 2016


El famoso Skyline de la Ciudad de Panamá.
Centroamérica comenzó en la Ciudad de Panamá, famosa por el canal homónimo y por el skyline donde se ven los modernos edificios de uno de los principales centros financieros del mundo.
Como comenté en el capítulo anterior, la alternativa de hacer el puente aéreo fue la mejor tanto por precio, como luego me comentaron, por el riesgo de haber cruzado en lanchas. Los Kunas, indígenas de la zona fronteriza con Colombia, al tener el monopolio en la zona, y ser un pequeño estado dentro de un estado según me comentaban luego los propios panameños, funcionan bajo sus propias reglas.
Ya solucionado el cruce y recién llegado a Panamá, noté que estaba lleno de banderas panameñas. 
El huracán Otto, sobre la zona a pedalear

Me  comentaron en ese momento que noviembre es el mes de la patria, tal y como en Chile en septiembre, con la diferencia que acá no es un solo día, es literalmente TODO el mes. Celebran la separación de Colombia, la independencia de España, de Estados Unidos…todas en noviembre. Ilusamente pensé que sería una estadía llena de celebraciones, cuando lo peor estaba por venir…
Mi primer huracán. El huracán Otto, que dejó gran devastación en Panamá, Costa Rica y Nicaragua, estaba tocando suelo panameño. De celebraciones nada. Nunca había visto tanta lluvia en mi vida, panorama que se repetiría hasta todo Costa Rica.
A pesar de la lluvia y luego de un día de visita obligado a la Ciudad y el Canal de Panamá, empezó la ruta hacia Costa Rica. Ese día, el primero de pedaleo en este subcontinente, ha sido por lejos el más duro que me ha tocado en la ruta.
La lluvia no paró y a pesar de todos los resguardos tomados, me dio mi primera gripe (no es agradable pedalear 100 kms diarios así de enfermo). Para peor, tuve problemas mecánicos con la bicicleta. Al terminar la ruta, no encontré un lugar para quedarme y a pesar de golpear varias puertas, no me pude quedar en el patio de nadie, teniendo que dormir bajo una especie de paradero a la interperie, ya que rompí esa noche la carpa. Lo peor, al momento de despertar, me habían robado mis dos celulares y mi computador.
Nunca había estado tan hundido como en ese momento. Jamás pensé en abandonar, pero ese momento, fue uno de los pocos en los que me pregunté “Qué carajo estoy haciendo acá…”.
No quedaba más que seguir, hora de recuperar la salud y lo material, que va y viene. La meta era llegar a la ciudad de David, al otro extremo de Panamá, donde me reencontraría luego de 17 años con Juan Caballero, un estudiante panameño que llegó a mi ciudad en Chile y que vivió un tiempo en mi casa. Pasaba siempre largo rato hablando con él, hasta de béisbol, deporte que me enseño como se jugaba, y de su país . 
Al llegar a David, luego de 4 días de pedaleo, mucho dinero gastado en alojamiento (en las provincias de Panamá no vi el concepto de residencial u hostal. Eran todos hoteles…y carísimos!) y gente que me recibió en la ruta, cambiando en algo mi percepción de “fríos” de los panameños , me encuentro con Juan, quien me lleva a su ciudad, llamada Volcán, muy cerca de David. a
Allá paso  dos noches junto con él y su familia.
Con Juan y su familia
Ya al llegar, me da una de las mayores sorpresas recibidas. De regalo, un celular de última generación, uno que jamás en mi vida he tenido. Me quedé sin palabras y aquí es donde aprendí que estar así de hundido como llegué a estar en Panamá, tiene siempre un lago positivo. Todo lo que viene después, siempre es mejor.
Eternamente agradecido con Juan por el regalo y por la atención que me dieron en su casa; me lavaron mi ropa, me sacó toda su familia a pasear, en fin, me sentí como hace rato no me sentía, por un par de días, en mi casa.



Celebraciones en Panamá por la independencia
En Costa Rica!
El  día que salí de Volcán, fue el último día de pedaleo por Panamá. La idea era alcanzar Costa Rica ese mismo día.
Una de la cosas que he aprendido en estos países pequeños, es que es una dificultad adicional importante el tener tanto que aprender de un país en tan pocos días. Costa Rica o Panamá, se pueden atravesar fácilmente en 4 o 5 días, por lo que aprender de su historia, cultura, acentos, comidas...en tan poco tiempo, no es tarea fácil.



Costa Rica y su gente son otra cosa. Como lo he dicho hasta el cansancio, definitivamente este país peleará un puesto en el del país con la gente más amable.
Los ticos y su "Pura vida!" me alegraron cada día de pedaleo.
Costa Rica es un país, aunque bastante caro, hermoso, tanto en selva como en vegetación, y por supuesto, su gente.



Acá encontré pájaros de todos los colores, cocodrilos, iguanas...todo a un costado de la ruta. Lo mejor de pedalear así, es que a mi izquierda tenía una vista del pacífico (la última en quizás cuanto tiempo) y a mi derecha, toda la selva. Así era imposible cansarse.




Con Mel
Una buena historia en Costa Rica fue conocer a Mel Huey, estadounidense originario de Oregon. Con 75 años estaba viajando en bicicleta desde Panamá hasta su casa. Increíble. Alojamos una noche en Costa Rica donde intercambiamos historias y por supuesto, cerveza local.

El "Casado". Plato típico y mi almuerzo de todos los días acá.


Atardecer en Puntarenas
Así continuó mi ruta hasta la ciudad de Puntarenas. Me iba a recibir Tatiana, una chica de Couchsurfing quien, junto a sus amigos, me llevó a conocer toda la ciudad. Gente realmente hermosa que hizo mi estadía en la ciudad espectacular.
Una pequeña ciudad, bañada por el océano pacífico, donde relajarse y pasarla bien, era un deber.
Al tener además la capital San José relativamente cerca, me pude pegar una escapada para conocer esta ciudad.
El "Team Puntarenas"
La Capital. San José
Primera Vista del lago Nicaragua, con los Volcanes
Concepción y Maderas.
Ya  recorrido lo que más me interesaba del país, y por el bien de mi bolsillo, era necesario seguir la ruta a Nicaragua. País donde no sabía que esperar. Era de los pocos donde no sabía nada antes de entrar, por lo que todo era sorpresa.

Encontré en Nicaragua, uno de los países más católicos por lejos del mundo. Las figuras de María y Jesús estaban en TODAS partes.
Mi llegada fue el día 8 de diciembre, el día de la inmaculada concepción, que se celebra en toda latinoamérica, pero acá la celebración era otra cosa.
Atardecer en Nicaragua
De  partida, se dio feriado casi toda la semana, y los fuegos artificiales se daban todas las noches, costando incluso dormir.
Lo otro que fue evidente, en particular al llegar a Managua, fue la cantidad de estatuas, murales, museos y calles, en referencia a lìderes de la izquierda latinoamericana.
El partido sandinista, en el poder actualmente y a quien se le enrostra haber desligitimado a la oposición en las recientes elecciones, tiene las calles llenas de esto, a pesar que de acuerdo a lo conversado con los nicaragüenses, la población está más bien dividida.
Lo que me dice todo el mundo acá sin embargo, es que el conflicto y el reclamar por esto, si bien está latente, no se refleja en protestas en las calles, ya que luego de tantas guerras recientes, existe una animadversión al conflicto.

El Che, Chavez, Allende y su presidente Ortega, en todas partes...

Jaqueline (al medio), de quien estoy muy agradecido.
Como en todos los países que he recorrido, experiencias únicas. En esta oportunidad una que no olvidaré fue en Diriamba, cerca de la capital Managua.
Mientras buscaba alojamiento, se me acerca una señora, Jacqueline.
Amablemente me ofrece su casa, y no contento con eso, me empieza a lavar la ropa (que con tanta lluvia, ya olía a perro mojado), me da cena, desayuno, me lleva incluso la televisión a la pieza.
A veces no sé como responder con tanta amabilidad, pero tal y como en Panamá, son personas y gestos que nunca más se van a olvidar.

Sobre la ruta en Nicaragua, esta fue hermosa. Pasé una noche en la isla de Ometepe, muy turística y tuvimos con Libertad nuestro primer viaje en ferry (ida y vuelta desde el puerto que va a la isla), paisajes llenos de encanto, volcanes al por mayor y lugares hermosísimos.
Un país donde sí volvería, muy económico para vivir y gente muy querible.
Ya el 11 de diciembre del 2016, luego de 22 días de pedaleo, alcancé Honduras. Primer país de la segunda etapa centroamericana, la cual espero a lo menos iguale todo lo vivido en la primera.
Hasta ahora, literal y no literalmente, todo ha sido viento en popa!






Sandino

Quesillo Nicaragüense

León ,Nicaragua

Nicaragua:


























Lluvia, lluvia y más lluvia en Panamá


Café en Panamá
Costa Rica. Selva por donde se mirara
Hasta los billetes eran hermosos en este país
Costa Rica
Costa Rica
Gallo Pinto. Desayuno centroamericano por excelencia. (sí, arroz, porotos, cecinas y frituras al desayuno. Exquisito)
San José
San José

La Cerveza Tica


Rambután

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