¡Hasta pronto América! Parte I: El sur de USA y las Bahamas
Esta etapa se dividió entre 4 etapas, las primeras dos en este post:
1) Florida y las Bahamas, donde más que pedaleo fueron unas merecidas vacaciones; playa, sol, cruceros y paseos,
2) El Sureste de USA, donde como nunca en todo este viaje me contacté con la naturaleza, ruta principalmente rural,
3) El Norteste de USA, desde Washington hasta Nueva York, pedaleo más que nada urbano, donde conocí la otra cara de Estados Unidos, las ciudades,
4) Y por último Canadá, desde el norte del estado de Nueva York hasta Toronto, la última parte en mi etapa americana.
Sentí que era hora de darme un gusto y volver a la civilización. Y qué manera de darme gustos. Acá, la bicicleta pasó a segundo plano y entré en “modo turista”.
Miami, y en particular Miami Beach donde me quedé, es una ciudad hermosísima, lleno de fiesta, gente joven y todo eso que se viene a la cabeza al solo escuchar esas dos palabras juntas, “Miami Beach”. El gran "pero" de este sector, sobretodo con un contraste tan grande como lo fue Cuba, es que si ya USA es un país caro, y Miami es una ciudad cara dentro de USA, Miami Beach es lo caro dentro de lo caro dentro de lo caro. En pocos días me gasté casi la mitad de mi presupuesto mensual.
Luego de días en esta ciudad y ya saciada mi "sed de civilización", cuando era hora de partir rumbo hacia el norte y empezar el pedaleo, aparece frente a mí un crucero rumbo a las Bahamas. Esas paradisíacas islas que veía mientras venía hacia Miami y que me juré visitar algún día a la vuelta de la esquina…
El país me recordó mucho a Belice por su gente, comida (mucha fritura nuevamente), rasgos y acentos caribeños en toda su gente. Quizás demasiado turístico, pero bueno, no podía esperar algo diferente de un lugar así. Volvería? No lo creo. Por algún motivo no me siento especialmente atraído al caribe no-hisponohablante, es decir a islas como Aruba, Sint Maarten, Bahamas o Guadalupe, principalmente ex colonias de Holanda, Inglaterra y Francia.
Lo que he conocido, me parecen países algo artificiales, donde el turismo de tarjeta de crédito, ese que aborrezco, parece ser la ley, además de ser en demasía una extensión de sus ex colonizadores.
Ringling Museum en Saratota |
Sarasota |
Adiós Florida. Que comience la aventura. |
En esa manía por llegar a Canadá rápido, decidí tomar la autopista federal, que cruzaba directamente el país hasta Canadá, sin desvíos.
En eso me encontraba hasta que al segundo día por la federal me detiene la policía (me detuvieron tres veces por distintos motivos, pero esa es otra historia…). A pesar del estereotipo del policía desagradable o prepotente que se tiene, me dicen amablemente que me deberían pasar una multa ya que las bicicletas no pueden andar por ahí y que debía tomar caminos alternativos para seguir la ruta, pero que no lo harán.
Me escoltaron hacia una ruta alternativa, sin multa de por medio.
Porque qué sentido hubiera tenido haber cruzado el país en una jungla gigante de 5 pistas por lado, de concreto puro.
Tomé entonces caminos alternativos, basados principalmente en la histórica ruta US 1, muy poco transitada hoy en día, y que cruza desde Florida por el sur, hasta Maine, el último estado por el norte. Pasé por ella junto con sus múltiples caminos auxiliares, muchos de ellos más senderos que caminos propiamente tal.
Libertad. La más pura libertad.
Acá no existía ese concepto de “hostal” que existe en Latinoamérica o Europa, donde compartes cuartos con muchos viajeros del mundo por 10 dólares la noche. Acá sólo existían los moteles, a precios que bordeaban los 50 dólares. Impagable en mi situación.
Si bien en otra circunstancia la carpa era mi última alternativa, acá muchas veces lo único que quería era meterme adentro de sus hermosos bosques, tirarme en el suelo y mirar. Mirar sus paisajes, sus bosques…sentir su aroma. Como nunca en todo lo que va de viaje, logré conectarme con mi entorno. Fueron varias las veces en que en los años de viaje posteriores a USA recordaba con una especie de nostalgia esta etapa, escuchado el soundtrack de Into de Wild, y recordando lo que era acampar no por decisión, sino por sobrevivencia. Un viajero que sigo escribió que "la aventura empieza cuando el dinero se acaba". Recién por ahí por el 2020 vine a aceptar eso como realidad.
Atarceder en Carolina del Sur |
Si bien fue una ruta eminentemente rural, tuve un par de paradas en ciudades como Savannah en Georgia o Richmond en Virginia, donde compartí con gente como Connor o Ilya, quienes me acogieron por un par de noches en sus casas, y con quienes exploré la ciudad, tanto de día como su vida nocturna.
Lo lindo de estos lugares, es que a pesar de ser ciudades como tal, donde encuentras todas las comodidades posibles, siguen manteniendo su estilo sureño, de pueblo.
Savannah... |
Y Richmond. Dos ciudades que amé, además de ser increíblemente recibido en ambas. |
Escribir sobre la guerra, aquella que separó al país entre el sur, los confederados, con el norte, la unión, da para un capítulo aparte. Una guerra que sirvió para zanjar diferencias que existían desde la misma creación del país.
Acá, lo que más me llamó la atención, es la neutralidad con que se toma el asunto, que pareciera estar presente en la sociedad hasta el día de hoy.
En todos los museos o monumentos, jamás leí una sola palabra de reproche o un adjetivo calificativo en relación a la postura esclavista sureña, algo del tipo “Fue un error el haber apoyado un sistema esclavista” nunca lo vi; todo se miraba desde un punto de vista neutral, del tipo “las condiciones históricas del momento, nos llevaron a esta situación”.
Richmond, ex capital confederada, lugar donde existe gran cantidad de museos y lugares de interés relativos a la guerra civil. |
Terminé así Virginia y entré a Washington DC, capital del país y lugar donde comencé la tercera etapa en este país, el Noreste de USA, donde hubo menos de acampada, pero mucho de ciudad...Que ya en los últimos días me estaba haciendo falta.
Pocos kilómetros antes de alcanzar Washington DC., en el norte de Virginia. |
Savannah, con Connor, mi host en esa ciudad. |
Richmond |
Y más Richmond ![]() |
Brad y Debora me recibieron dos noches en Carolina del Norte. Su hijo, Dave, a quien conocí en las montañas de Perú, me hizo el contacto. Como siempre, me trataron increíble! |
Muchos caminos como estos, donde solo habían senderos. |