Ruta Nórdica Parte II
Islas Feroe
Navegando hacia las Islas Feroe |
Creo que después de Islandia, las Islas Feroe era el país que más me llamaba la atención de los países nórdicos. Tenía las expectativas altas considerando que es un destino poco frecuente y poco explorado entre viajeros; es además uno de los países menos poblados del mundo (algo así como 50.000 de personas en el conjunto de islas) y uno de esos particulares casos de ser un país no independiente, ya que es un país autónomo del Reino de Dinamarca. Podría resumir esas ganas de visitar el país en esa atracción a lo desconocido, que al fin y al cabo es el motor del viaje.
A diferencia de Dinamarca como escribiré más adelante, superó con creces lo esperado.
Arriba del barco, junto a Hafsteinn nos hicimos de inmediato amigos de un puñado de Feroeses.
El barco es una de las pocas conexiones del país con el resto de Europa, y por eso estaba lleno de ellos. Como broma decíamos que el 1% de la población del país estaba en la nave, y claro, no errábamos por mucho.
Considerando que moría de ganas de entablar conversación con personas de este recóndito país, me cayó como anillo al dedo la situación.
Esperaba algo parecido al islandés en ellos, de carácter más reservado...pero no. ¡Que hermosa sorpresa me llevé! Era la gente más alegre que he visto en mucho tiempo. Y claro, las cervezas que nos habíamos prometido para celebrar el cruce de Islandia se transformaron rápidamente en varios brindis de vodka y cerveza feroesa, auspiciado todo por nuestros nuevos amigos.
Me contaron de todo de su país, como las grandes diferencias que tenían con Dinamarca y el fuerte movimiento independentista en la zona, si incluso se sienten más cercanos con Groenlandia (el otro país que compone el Reino de Dinamarca) que con la propia Dinamarca. Sin embargo a pesar de tener moneda (aunque con paridad a la corona danesa), cultura, e idioma propio (incluso más parecido al islandés que al danés), siguen siendo estrechamente dependientes de Dinamarca, principalmente debido a lo pequeño del país y por los lazos históricos que los han ligado.
Primeras vistas de las Islas Feroe |
Ya avisaban por los parlantes que podíamos desembarcar. Hora de pedalear el país más pequeño y exótico, que había estado en mi vida, estábamos en Tórshavn, su capital.
Tórshavn, capital de las Islas Feroe. Es una de las capitales menos pobladas del mundo con menos de 20.000 personas. |
Despedida de Tórshavn. |
Resultó ser un tipo demasiado entretenido y amable, justificando ese estereotipo de amabilidad del danés, algo parecido al canadiense. Magnus por lo demás, tenía un aire a mi fallecido tío Juan Enrique, mayor razón para hacernos amigos.
Trabajaba en las islas para una especie de taller artístico de pinturas, y claro, tenía ese toque de locura que tiene toda persona con la que entablo amistad.
Similar a lo que pasó con los Feroeses, me contó todo sobre el país, dándome consejos y lugares a visitar. ¿Tendré siempre esa suerte de conocer la persona precisa que me ayude en cada país a explorar? No lo sé, pero ojalá no se acabe la racha.
Yo (izquierda), Magnus (centro) y Hafsteinn (derecha). Atardecer camino a Dinamarca. |
De los países nórdicos, Noruega fue el único que no visité. Sin embargo, mientras navegábamos sus costas rumbo a Dinamarca, el país me regaló un hermoso atardecer.
Dinamarca
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Dinamarca, el país de las bicicletas. Lo primero que me llamó la atención es que desde el momento que me bajé del barco, es que en junto con la carretera para autos existe una especial para bicicletas en paralelo. Por que allá se tomaron muy a pecho el asunto de la bici y todo el país está conectado no por ciclovías, sino por "carreteras" para bicicletas, todas señalizadas. Así, el pedaleo en uno de los países más planos del mundo, con un clima increíble (el país más sureño del conjunto nórdico), gente amable y que mejor, con carreteras propias sin tener que lidiar con los autos, fue en extremo fácil...
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Carreteras inmensas para bicicletas que conectan absolutamente todo el país. |
Simplemente Dinamarca. |
El plan original era llegar hasta la capital Copenhague pedaleando hacia el sur para tomar el ferry de conexión hacia Suecia. Luego de llegar hasta Aalborg, una de las ciudades más importantes de Dinamarca, pero recién en la entrada norte del país, por primera vez en el viaje, sin motivo alguno, simplemente me aburrí del país. No puedo decir que era su gente, porque eran en extremo amables, ni por las dificultades del camino, ya que hasta viento a favor tenía. Simplemente hubo algo que no me hizo hacer "click" con Dinamarca, no fui capaz de tomarle el pulso al país. No me cautivaron ni sus hermosos paisajes llenos de amarillo, ni su país diseñado para bicicletas. ¿Será que quedó la vara muy alta luego de Islandia y las Feroe? Quizás sea eso, sumado a que la cuota de masoquismo que siempre debe estar presente. Cuando todo sale demasiado bien, me aburro.
Así, luego de una noche en Aalborg, decidí a la mañana siguiente devolverme hacia el norte y hacer la conexión hacia Suecia, pero en vez de empalmar Suecia en Malmo, hacerlo en Gotemburgo, segunda ciudad en importancia de ese país.
Puerto de Frederikshavn |
Llegué tarde y perdí el ferry, quedando varado en una ciudad donde no conocía a nadie ni tenía planificado quedarme (aunque en el fondo sé que una risa malvada y cómplice dentro de mí me decía "¡por fin problemas!"). Era escaparme fuera de la ciudad, acampar afuera y regresar al día siguiente, o bien, intentar conseguir alojamiento desesperadamente en el puerto con alguien de buena voluntad, ya que una hostal, al igual que todos los países visitados desde EEUU, era prohibitivo.
Al primer intento, Svend, ciclista de tomo y lomo, me ofreció su ayuda. Me ofreció su hogar a pocos metros de donde estaba, además de ayudarme con el mantenimiento de la bicicleta (que bastante maltratada quedó luego de Islandia), comida, medicina y una bufanda de regalo para mi incipiente resfrío producto de una mala noche anterior.
Ahí me replantié si quizás fui demasiado tajante al tomar la decisión de abandonar el país.
El amarillo de Dinamarca, ese amarillo que cubre todos sus paisajes y que me acompañó durante el breve pedaleo por acá. |
Suecia 

La ruta para atravesar Suecia fue, partiendo de Gotemburgo (al oeste), haciendo una parada en Falún, para rematar con 3 largos de pedaleo en Estocolmo al este, su capital, donde me quedaría un par de días para empalmar hacia Finlandia.
Ya al llegar, lo primero que impresiona de Gotemburgo, y de Suecia en general, es la arquitectura de sus ciudades. Esas terminaciones, colores anaranjado en sus techos y contraste de colores en todas sus construcciones.
Me quedé con David, primo de Magnus, y su esposa. Me atendieron como ya de costumbre, excelente. Comida de bienvenida, conversación como suelo hacer cuando llego a un país, de sus costumbres, lo básico del idioma, para comenzar al día siguiente mi ruta hacia Falún.
Gotemburgo |
Acá, la barrera idiomática no existió, ni siquiera en los lugares más apartados del país. La gente, incluso de áreas rurales, se maneja con un inglés por lo menos "medio", y lo mismo se repitió en absolutamente todos los países nórdicos. desde Islandia hasta Finlandia.
El pedaleo en esos días me recordó lo vivido unos meses atrás a mi paso por el sur de Estados Unidos, pero con mucho más verde, menos gente, más caminos de tierra, más frío...en suma, más aventura!
Pedaleo por los bosques de Suecia. Tal y como lo esperaba, pedaleo duro, pero paisajes impagables. |
Fernanda me llevó a recorrer la ciudad y me comentó sobre su vida acá, radicada hace varios años y con esposo e hijos suecos, difícilmente ve volver a Chile.
Todas esas comparaciones odiosas y masoquistas que hacemos en Chile con países como Suecia, Noruega o Finlandia, y que nos hacen sentirnos (más) tercermundistas, lamentablemente son demasiado ciertas.
Partiendo de la base que tengo tanto de socialismo como carne tiene mi bicicleta, parece de mentira ver con ojos propios las maravillas de este estado de bienestar.
Magnus es médico, y me comentaba que si bien existen diferencias de sueldo, por ejemplo con la arsenalera, tal diferencia no era más allá de la mitad de su sueldo. Es chocante oír de primera fuente eso, parece inimaginable que una arsenalera gane la mitad de un médico en mi país con todo lo que ello implica, hijos compartiendo colegio, barrios, etc.
Las diferencias son tantas, los monopolios que tiene el estado sobre las botillerías, el libre acceso a las bibliotecas (y que la gente las use!), el acceso a la naturaleza, porque todo el país parece enclavado en un bosque gigante, de ahí que sean tan buenos en esta parte del mundo para los deportes outdoor. La salud y la educación de primerísimo nivel. Incluso en el mercado inmobiliario el estado interviene al generar en proyectos inmobiliarios de privados, disponibilidad para aquellos que no pueden comprar directamente las propiedades y arrendarlas, de modo de no crear ghettos en las ciudades. Me comentaba Fernanda por ejemplo de la corrupción en Suecia, donde hubo un caso donde la secretaria de una representación política paso por gastos de la comuna, una especie de junta. ESE es su nivel de corrupción, que a nosotros nos parecería irrisorio, años luz de los "espectáculos" que nos brinda nuestra clase política y para que decir de los pesos pesados de la corrupción política en latinoamérica como Brasil o México.
Falún |
Martín y Katerin, su novia, fueron mis anfitriones en la ciudad, quienes además de recibirme, me invitaron a salir, recomendarme lugares de la ciudad, en el fondo, hacer todo lo posible para descubrirla.
Vistas de Estocolmo |
Un punto imperdible es el Museo Nórdico donde se puede entender un poco más las relaciones históricas entre estos países, qué fue lo que ha pasado para llegar a esta "fraternidad" de países nórdicos además de ver cómo era la vida hace cientos de años acá.
Como todas las capitales nórdicas, son ciudades hermosas, únicas, pero que me parecen solo para visitar. No sé si será la relación con la gente, lo caro, pero en general no viviría ni pasaría más de un par de semanas en estas bellísimas ciudades.
Luego de un fin de semana entero, partí el lunes a Finlandia despidiéndome de Martín y Katerina.
Uno de los amaneceres más lindos que he visto en mi vida. 4am, luego de la fiesta en Estocolmo, todos a la playa |
La Real Academia de la Música de Estocolmo, lugar donde se entregan los premios Nobel (salvo el la paz, que es en Noruega). |
Finlandia 
Luego de Estocolmo, llegó Turku, y el primer día en Finlandia, país que atravesaría por la ruta sur, partiendo por esta ciudad, pasando por Helsinki, hasta llegar a Rusia.
Días antes de llegar a la ciudad había contactado a Jukka Salminen, mediante una de las redes sociales que más ocupo: Warmshowers. Lo uso tanto como para conocer ciclistas y viajeros de todo el mundo como para conseguir alojamiento, en particular en esta parte del mundo donde los precios eran impagables.
Turku, Finlandia |
Jukka es un finlandés que dio la vuelta en bicicleta, proyecto que terminó hace un par de años y publicó al respecto un libro. Qué mejor que empezar mis primeros minutos en el país de los saunas conversando con un personaje tan interesante como él.
Mientras conversábamos de mil anécdotas de viaje y "leía" su libro escrito en idioma finés (más bien, contemplaba sus fotos), llegamos a la conclusión que muchas veces, más de las que yo tenía contempladas inicialmente, es necesario un break en el viaje, una larga parada donde uno se reencante con la bicicleta. Sin ir más lejos, Jukka demoró algo así como 9 años en completar todo su viaje. En ese momento terminé de caer en cuenta de que, desde México, mi última gran parada, habían sido meses y meses viajando, sin tener tiempo casi de "digerir" cada una de las decenas de anécdotas, gente, países...necesitaba aterrizar todo lo vivido, no solo descansar físicamente (que por lo demás, también lo necesitaba). Me ofreció quedarme un día más, lo cual acepté con gustó. Ahí terminé de decidir hacer una parada larga en Rusia, considerando no podía permitirme varias semanas en Finlandia por sus precios, a diferencia de lo accesible que era Rusia en cuanto a alojamiento por ejemplo.
Dos días luego de mi llegada, empecé el pedaleo hacia el país más extenso del mundo, con bastante asiedad de llegar, pero al mismo tiempo, aprovechando el aquí y ahora, tenía que descubrir Finlandia antes.
Lo único que sabía además del país, además de su sistema educacional tan famoso, son sus saunas.
Kilómetros antes de llegar a Helsinki, Lauri estaba con un amigo austríaco que estaba haciendo unas remodelaciones a su casa. Obviamente me quedé a ayudar, así además lo conocí a él y me enteraba un poco tanto de Finlandia como de Austria.
-¿Cuál es el tema acá con los saunas, Lauri? - Le pregunté
-Acá es casi una religión, cada dos casas hay un sauna. Hay incluso oficinas que tienen para sus empleados.
-....
-En serio. Más tarde vamos a la casa del campo para pasar el día de trabajo. Te vas a sentir como nuevo.
-¿Hay que entrar desnudo, no?
-Así es.
Al llegar a Helsinki fue lo mismo, solo que ahora en un sauna público. Soy bastante abierto de mente, por lo que jamás fue problema, pero según conversábamos con Lauri, existe mucha gente de lugares donde el choque cultural es tan grande, que no se puede manejar la incomodidad. Porque en este lugar éramos entre 10 y 16 personas, hombres y mujeres, todo en un espacio de..¿8 metros cuadrados? con suerte. Pero es algo tan normal, que para nadie parece raro. Acá, en vez de tomar una chapuzón en el lago, lo hicimos en el mar báltico, ese que baña las costas del país.
Atardecer en el báltico luego de un merecido sauna con amigos finlandeses. |
Vistas de Helsinki, capital de Finlandia. |
Al llegar al control migratorio, una frontera relativamente "bien resguardada" (por no decir, algo tensa considerando el historial de guerras entre Rusia y Finlandia) y donde varios metros hacia el lado finlandés es considerado territorio militar, el guardia me mira y empieza a inspeccionar mi pasaporte.
Luego de minutos ojeando mi pasaporte, me pregunta:
-¿De dónde es este visado? - Apuntando a una de los tantos sellos de mi pasaporte
-De Camboya señor.
-¿Y esta estampa?
-Mmm, creo que es Colombia, pero con el agua se ve algo corrida. Me pilló una tormenta en centroamérica y...
-Mis felicitaciones! Estás dando la vuelta al mundo?
-Así es, sobre Libertad, mi bicicleta.
-Mucha suerte en todo. Espero te hayan tratado bien por acá.
-Sí que lo hicieron. Muchas gracias.
Sonrisa mutua, apretón de manos y estampa de salida. Se acabó Finlandia para ingresar a Rusia.
Esa misma amabilidad de salida, fue exactamente lo contrario a lo que me tocó en la aduana en Rusia, pero bueno, esa es historia para el próximo país.
Hasta pronto Finlandia. Buen día Rusia! |