Soy Carlos Jeldres Venzano. Ingeniero, Chileno, Chillanejo y fanático de Ñublense. El 11 de junio del 2016 dejé mi trabajo y comencé a perseguir mi sueño: dar la vuelta al mundo en bicicleta. 5 continentes, 5 años y más de 100 países. Bienvenidos al viaje de mi vida

Desafío: Australia 2.723 (Parte I)

Carlos Jeldres Venzano - agosto 13, 2023






17 de Julio de 2023: Día 0 - Darwin - Faltan: 2.723 km

Aterricé en Darwin, al norte de Australia, situado apenas a un par de cientos de kilómetros de Timor Leste. La policía fronteriza me recibió con un "¿así que tú eres el ciclista?", ya me tenían identificado lo cual me sorprendió. Me advirtieron de lo aburrido que iba a ser la ruta, incluso para alguien manejando y les dije que ya lo tenía claro.

Cuando planifiqué mi vuelta al mundo, allá por el 2015, decidí dejar fuera a Australia. Pensaba que como iba a ser en la parte final de mi viaje no iba a tener las ganas ni la fuerza mental para pasar largas semanas metidas en la tortura del Outback australiano, con escaso contacto con personas y bajo eternas horas con sol del desierto sobre mi cabeza. Y, a pesar de que muchas de las proyecciones en ese 2015 terminaron siendo equivocadas, esta fue una de las que acertaron. Ya con 36 años en el cuerpo y más de 7 años de viaje, no me queda ni una pizca de la motivación para pedalear que tenía al principio. Preferiría mil veces estar en mi casa abrazando a mi perro Polo que ver canguros en la ruta. Recuerdo cada detalle del primer día en cada continente, Chillán en las Américas, Islandia en Europa, Egipto en África y Kazajistán en Asia, cuando volví a pedalear luego del largo receso por Covid. Al ver el mapa de ruta tenía ganas de comerme el mundo en cada uno de esos momentos, pero ahora, lamentablemente no. Y me pregunté seriamente si valía la pena intentarlo o era mejor dejarlo así, en nada iba a cambiar hacer 110 o 109 países.

Pero con el correr de los años fui definiendo que una verdadera vuelta al mundo debe cruzar, de un extremo a otro, cada continente habitado (las Américas, Europa, África, Asia...y Oceanía). El no terminar el último continente, el más pequeño, significaría quedar como con un rompecabezas con una pieza faltante, algo que conociéndome, no me perdonaría jamás. No podía nadar tanto para morir ahogado en la orilla.

Y es que si bien aun me falta la Patagonia, siento que ahí juego de local, en casa. Conozco el terreno y la vuelta a casa luego de Oceanía será un paseo. El gran desafío, el último, es este, el cruzar de punta a punta, de mar a mar Australia (Darwin - Puerto Augusta) y luego cruzar pedaleando algunas islas del continente como Fiyi o Tonga, cruzando el meridiano 180⁰ (la línea internacional del tiempo que divide literalmente el hoy con el mañana) volviendo así al hemisferio occidental, a través del Océano Pacífico.

Me quedé en casa de Fleur una mamá australiana que vivía con sus hijos, e intentaba convencerme, con la amabilidad característica de los australianos, de visitar algunos de los museos de la ciudad. Le respondía que lo iba a pensar, que "podría ser", pero lo único que tenía en la cabeza era empezar a cruzar mi último continente, a través de la eterna Stuart Highway, nombrada en honor al primer explorador en cruzar el continente, aunque de sur a norte, John Stuart.

Sabía que iba a ser una ruta durísima donde iba a tener que mantener la cabeza entretenida, por lo que realicé un diario de viaje de cada día de ruta, para poder representar fielmente lo que fue mi viaje y, por sobretodo, para mantenerme ocupado y no volverme loco.


Día 1 - Adelaide River: 126 km. Total: 126 km. Faltan: 2.610 km

Me desperté por primera vez en mi carpa nueva, el que creo será mi refugio la mayor parte de los días en el país. Fleur, mi host en mi primera noche en Darwin me insistió en ir a alguno de los museos locales. Le dije que "quizás" pasaría, pero la verdad es que estaba en el país con ganas de hacer una sola cosa, la de cruzarlo en bicicleta. Y, a diferencia de los 102 países anteriores, ahora no me interesaba el conocer sus costumbres o su cultura, todo eso estaba en un segundo o tercer plano.

Sabía que el viento me iba a tocar en contra, así que a las 6am ya estaba en pie, para aprovechar las horas de sol ya que el pedaleo será lento y ya que es el momento en que sopla con menos intensidad. Partí al km 0 de la Stuart Highway, la carretera que lo divide exactamente en dos mitades, como un cuchillo parte a una sandía por la mitad. Pocos metros más allá, con Libertad frente al mar de Timor, en el punto donde empieza el país por el norte, enfilamos al sur, hacia la gran Bahía Australiana. Luego solo 30 km cambió el color del suelo por el rojizo del Outback. Pensaba que iba a demorar más.

El fuerte viento en contra no me dejó pedalear a más de 19km/h y los autos pasan muy pegados a mi en una carretera con muy poca berma, por lo que tendré que ocupar mis audífonos solo en caso de extremo aburrimiento o berma ancha. A pesar de todo fue un buen día y logré pedalear más de 125 kms. Llegué a un punto de descanso llamado Adelaide River. Los precios en todo el país son absurdos, pero decidí quedarme en un cuarto hoy en vez de acampar, ya que mañana debo estar en pie a las 4am para alcanzar a pedalear sin el viento frenándome y quiero tener las piernas frescas. Ya cometí ese error en Kazajistán cuando volví a pedalear luego del Covid. Ahora no estamos parar repetir errores.

Día 2 - Acampe cerca de Pine Creek: 115 km. Total: 241 km. Faltan: 2.518 km

Al empezar el día, antes del primer kilómetro, vi a un canguro atropellado. Recordatorio de lo rápido que manejan acá y metáfora del día que iba a tener. Estaba a las 6am en pie, aprovechando las pocas horas sin viento en contra. Paré a descansar cuando llevaba algo más de una hora de ruta y noté que un neumático debía tener una fuga de aire. El día anterior había pinchado también -los conductores australianos dejan tirado por toda la carretera sus neumáticos viejos, y estos tienen unas puntas de fierro que le hacen pequeños hoyos a mis cámaras de aire-, pero el pinchazo del día anterior ha sido el único, de los ya cientos que he tenido en el viaje, que me puso contento ya que me dio la excusa para cambiar el neumático por uno nuevo, para carretera, que cargaba hace días. Dejé el neumático viejo en el lugar donde había dormido un par de decenas de kilómetros atrás. Hace unos minutos estaba pensando en lo mucho que me recordaba a Namibia el país y luego de arreglar la cámara y partir, note que no cerré bien el neumático, la cámara de aire se escapo como un globo por el costado -tal como en Namibia-, pero no alcanzó a explotar; solo hizo que el neumático de deformara un poco. "Que suerte pensaba", ilusamente, creyendo que había salvado la cámara. Al intentar cerrar bien el neumático e inflar la cámara nuevamente, esta última explotó a los segundos. Al revisar el porqué, note que el neumático -el único que traía que el anterior lo había tirado a la basura la noche anterior- tenía un hoyo por el costado, producto de la deformación. Puta vida...

Tenía que devolverme haciendo dedo a donde habia dormido, rogando porque el neumático aún estuviera ahí. Tuve suerte y me llevaron de vuelta a los minutos. El neumático antiguo, desgastado, seguía ahí y pude dejar funcional a Libertad con la última cámara de aire de repuesto que llevaba. No tuve la misma suerte consiguientes que alguien me llevara de vuelta al punto donde había quedado, así que tuve que pedalear todo el trayecto de nuevo.

El accidente no sólo me hizo tener que pedalear parte de la ruta 2 veces, sino que me dejó sin las pocas horas sin viento en contra y me quitó valiosas horas de sol. Por si fuera poco, me dejó sin repuestos.

Por las horas perdidas, tenía comida y agua menos que justas, así que la misión número uno era intentar encontrar agua, imposible de comprar en alguna parte durante los próximos 110 kms. Algunos conductores paraban a darme una o dos botellas, pero necesitaba llenar la bolsa, ya que con todas las horas perdidas, no iba a llegar al siguiente pueblo.

Como siepre todo puede ir peor, ayer el viento soplaba hacia el noroeste, mientras viajaba al sur, es decir el segundo peor viento posible. Pero hoy tuve que enfilar al sureste, el peor de los vientos, directo en la cara. El sol, el viento en contra, la poca motivación, un camino con pendientes-que no las esperaba- y sobretodo la incertidumbre de no tener agua ni comida suficientes, estaban haciendo de la ruta un infierno que pocas veces me ha tocado.

Pero como un ángel caído del cielo, mientras arrastraba la bici por una pendiente, apareció Gina. Venía corriendo atrás mío ya que no la había escuchado, con una bolsa llena de frutas y galletas. Me dijo que era ciclista y, como si estuviera leyéndome la mente, sabía lo que era la sensación de sentirse miserable en la ruta. Ella había hecho hace algún tiempo una ruta parecida a la mía en Tayikistán, y allá es uno de los lugares del mundo donde más fácil es sentirse miserable en una bicicleta; quizás Australia está en un nivel similar. Luego fue a su auto, y volvió con una bolsa de agua, llenando la mía casi entera. Al partir casi se me caen un poco las lágrimas pensando en como me había salvado de fallar mi misión al segundo día. Me había dejado con las reservas suficientes para pasar la noche.

Día 3 - Katherine: 115 km. Total: 357 km. Faltan: 2.406 km

Me desperté con un dolor en toda la espalda y las piernas. La colchoneta inflable en la que duermo se pinchó y dormí prácticamente en el piso. De todas formas fue el único inconveniente que tuve en el día; si viniera un hechicero y me prometiera que todos los días iba a tener sólo un inconveniente similar al día, durante toda Australia, firmo el trato sin pensarlo dos veces.
A pesar de pedalear solo medio día, llegué a Katherine, a 115 km de donde desperté. El viento se portó bien conmigo hoy y el día fue casi perfecto, encontré por fin una cama para dormir (aunque a este ritmo Australia me va a drenar las finanzas, era algo que merecía), una comida caliente, provisiones y lo mejor...piezas de repuesto para Libertad y para arreglar mi colchoneta. Ya estaba pensando en escribirle a algún conocido que me enviara partes por correo postal a algún pueblo perdido en el desierto, pero en la última oportunidad antes de Alice Springs, encontré cámaras y neumáticos.
Katherine es un pueblo bien pintoresco y acá he conocido el problema del que muy poco se habla fuera del país, sus indígenas y la relación con los blancos. Los aborígenes fueron tratados casi humanos de "segundo nivel" hasta hace poco y las consecuencias de la desigualdad se pueden ver hoy, con niveles altísimos de alcoholismo y suicidios. En todos estos pueblos existe una especie de ley seca salvo en lugares específicos establecidos.

Día 4 - Acampe cerca de Mataranka: 117 km. Total: 474 km. Faltan: 2.292 km

Me levanté tarde aprovechando las últimas horas en una cama dentro de quien sabe cuanto. Al salir al sur desde Katherine esperaba que el tráfico se fuera casi a cero, ya que tanto al este como al oeste de esta ciudad continúa la Ruta 1, que rodea a todo el país. Y bajó mucho pero no lo suficiente para dejar de estar preocupado de los "Road Trains" que son larguísimos camiones que llevan hasta 3 containers de carga, y que por la inercia que tienen, no frenan. Si a eso se suma la berma de a veces 20 cms, son varios los micro infartos que me dan al día.
A pesar que el viento en contra sigue, lo siento menos. Somos animales de costumbre y tal como me pasó con aquello que llamé el "síndrome Perú" (donde, en resumen, al ser todo subida, las piernas lo asumen como la nueva normalidad), acá padezco el que llamé "síndrome Australia", donde el viento en contra es lo normal, por lo mismo, cada respiro que me dan sus soplidos, una excepción a la regla, los veo como si fueran una cuesta abajo, un regalo del cielo. Quizás eso mismo, el que somos animales de costumbre, es lo que hizo que los primeros días fueran tan duros, el pasar de un lugar paradisíaco e inexplorado como Timor Leste a uno de los más inhóspitos para la vida humana me pegó duro.
Creo que ya le tomé la mano al Outback (espero no cantar victoria tan pronto); por lo menos ya me hice una rutina que funciona más o menos bien. Esperar la salida del sol, llevar las provisiones un poco pasadas de comida, pero las exactas de agua hasta el siguiente punto de llenado. El agua pesa mucho y no quiero ir con la bicicleta tan cargada. Siempre los conductores se ponen al lado mío y sin pedirlo me dan botellas. Me pregunto cuánta lástima inspiraré en algunos de ellos. Luego de alcanzada una estación de gasolina, recargar baterías, agua, comida y aprovechar la última hora de sol, la única de la tarde donde el viento deja de soplar y la más rápida del día.
Hoy, ya que salí tarde y quería hacer 120 km diarios, tuve que pedalear hasta la misma puesta del sol. Pero en los últimos kilómetros no había un lugar óptimo para acampar y tuve que poner la carpa al lado del camino, donde habían unas especies de espinas en el suelo. En el 2018, pedaleando por Israel, acampé en un suelo similar y mi colchoneta se pinchó por todas partes. Con una recien arreglada no quería correr la misma suerte así que me "entretuve" una hora arrancando las espinas una a una debajo de mi carpa, hasta que me sangraron los dedos. La tarea quedó más o menos lista, pero decidí poner abajo el saco de dormir y luego la colchoneta, al revés de como debe ser, ocupando el saco para proteger la colchoneta en vez de tenerlo hoy para darme calor. Más hacia el sur las noches se ponen heladas, pero por ahora, me basta con mi frazada, uno de los pocos elementos originales con los que salí el 2016.


Día 5 - Acampe cerca de Daly Waters: 109 km. Total: 583 km. Faltan: 2.185 km

A veces mi viaje me ha hecho sentir como el protagonista de un videojuego, donde el controlador -el jugador- es una fuerza externa bastante sádica. Cuando ya no puedo más y me viene algún quiebre mental o físico, el jugador se caga de risa y le baja al nivel de dificultad para que yo no abandone y él pueda seguir jugando. Pero cuando todo va muy bien empieza poco a poco a aumentar la dificultad a ver hasta cuándo soy capaz de aguantar. Hoy, cuando pensaba que las cosas iban mejor, empezó a sonar un "tac tac" en la bicicleta que no he podido encontrar, pero que tiene pinta que algo fallara pronto, creo que la cadena. Pensaba que me había acostumbrado al viento en contra, pero ahora el jugador le aumento la dificultad y le puso unas ráfagas que hacen que me tenga que detener casi en seco. Perdí mi botella de agua nueva y, por si fuera poco, se filtro un pegamento extra fuerte justo en el cierre del bolso donde guardaba las piezas de repuestos y parches; tuve que romperlo. Además las piernas ya me están comenzando a doler por el esfuerzo constante de ir todo el día pedaleando contra el viento. Así que siguiendo la tónica del aumento de dificultad, no me sorprendo si mañana un canguro me rompe la bicicleta, se me pincha la bolsa de agua y empieza un temporal de lluvia.



Día 6 - Daly Waters: 54 km, Total: 637 km, Faltan: 2.131 km

Mientras estaba en la carpa supuse que iba a ser un día duro por el viento. Este no paró en toda la noche y me movía sin tregua la carpa. Como siempre, de sur a norte. Tampoco me dio esa tregua a la que me había acostumbrado de 6 a 9 am y ahora me tocaron unas ráfagas seguidas, a veces separadas por un par de minutos y cada vez más largas de casi 60 km/h en contra. Gran parte del trayecto lo tuve que hacer caminando, en parte porque las piernas las tengo muy cansadas y en parte por que literalmente el viento no me dejaba avanzar y me era más rápido caminar. Tenía que al menos llegar al puesto de recarga de agua y comida que estaba a 53 km de mi punto de acampe. Me tuve que tirar varias veces al lado de la ruta para descansar y protegerme del viento. Me parece muy curioso la cantidad de gente que para a ver si estoy bien en esos momentos, donde parezco un cuerpo inherte. Tengo en mi mente que este país, al igual que USA, son de los más individualistas del mundo y, contraintuitivamente, sólo en estos dos países recuerdo me ha pasado lo mismo, choferes parando o dándose media vuelta para ver si estoy bien o necesito algo.

Luego de uno de los peores promedios de velocidad del viaje, con certeza el peor en terreno plano (13.9 km/h), llegué a Birdum, que es básicamente una esquina con un restaurant, comida, agua y unas piezas para pasar la noche. También había Internet, donde, a pesar que no me gusta mucho saber lo que viene, lo primero que hice fue buscar el pronóstico del viento. Las ráfagas de hasta 60 km/h en contra se mantendrán por al menos 3 días.

Dia 7 - Daly Waters: Descanso

El viento me hizo imposible pedalear así que le di un (merecido) descanso en la piernas.
Hace unos días había escrito en broma que faltaba que se me pinchara la bolsa de agua. Y bueno, se pinchó, por lo que ya no me quedan dudas que efectivamente hay una fuerza controlando todo como un videojuego. La bolsa quedó semi arreglada con el penúltimo parche que tenía para mi colchoneta; filtra, pero menos. Si se pone peor, tendré que coleccionar varias botellas de plástico para llevar el agua, algo muy poco práctico pero mi último recurso disponible.

Dia 8 - Acampe cerca de Marlinja: 125 km, Total: 762 km, Faltan: 2 009 km

Hoy amanecí sin ganas de pedalear. Llamé a mi abuela en la mañana para saludarla y le dije que me quería quedar flojeando acostado.
"Ya estás viejo weón, termina tu cosa luego", se escuchó del otro lado del teléfono.
Luego de sus dulces palabras, me levanté como un rayo y en unas pocas horas, contra un viento en contra fuerte, pero sin ráfagas, hice 125 km. No sé si fue su motivación o el tener las piernas descansadas, pero hoy me sentí con la moral muy alta.

Día 9 - Renner Springs: 117 km, Total: 879 km, Faltan: 1.894 km

Microcuentos del día 9:

● Hoy cuando alcancé mi primer pueblo, Elliott, me tiré al piso a comer lo que pude comprar, afuera del único lugar que vendía comida. En eso estaba, sucio, hediondo, con ropas descosidas, al lado de lo que queda de una bicicleta, con alforjas abiertas y ropa colgando, cuando se acerca alguien a darme plata. Le insistí unas 10 veces que no necesitaba, que tenía suficiente, pero que muchas gracias. Así que hoy, oficialmente, me declaré indigente.

● Lo que veía al lado del camino no eran canguros, como pensaba, sino wallabies. Un animal muy emparentado con el canguro, pero más pequeño. Adorable. A diferencia de algunos animales a los cuales la frecuencia de la bicicleta hace que la persigan instintivamente, como los perros (como lo aprendí a los 7 años) o los elefantes (como lo descubrí, a la mala, en Kenia, a mis 30), los Wallabies tienen la reacción opuesta y salen corriendo cuando me ven. Eso me ha hecho no poder sacarles una foto, pero sí en cambio me han alegrado el camino con sus saltos.
En estos 2 días he visto una cantidad desproporcionada de ellos arrollados al lado de la carretera, lo que, para un amante de los animales como yo, me ha puesto bastante triste.
Hoy un camión pasó muy pegado a mi. Espero no terminar como uno de ellos.

● Luego de varios días bajo un camino que a primeras es tan único y especial como el del Outback, me estoy empezando a fatigar mentalmente al tener la misma visual absolutamente todos los días, pedaleándolo prácticamente desde que sale el sol hasta que se pone. Estoy buscando formas de pasar el tiempo como escuchar libros, música o escuchar idiomas nuevos. Incluso cuando aparecen los pedazos de neumáticos rotos, que tienen puntas que pinchan las ruedas, me causa algo de diversión. Me imagino jugando el Demonio de Tasmania, esquivando obstáculos, uno de mis videojuegos de niño, que transcurría precisamente en este terreno.

Día 10 - Threeways: 139km, Total: 1.018 km, Faltan: 1.758 km

Hoy alcancé los 1.000 kms.

Día 11 - Wauchope: 143 km, Total: 1.161 km, Faltan 1.618 km

● Hay un chiste en la clase de Estadística en que un tipo - que dice ser Experto en Extrapolación - le dice a una recién casada, mostrándole un gráfico: "ayer tenias 0 maridos, hoy tienes uno. A este paso mejor busca descuento en ceremonias de bodas al por mayor", dando a explicar el ridiculo de extrapolar, o predecir, así sin más, con tan poca información y asumiendo que todo seguirá constante. El chiste es malisimo (como cada chiste matemático), pero hoy lo asocié con mi estado de ánimo. Cuando todo va mal, como hace un par de días, llegué a pensar por primera vez que tenía que abandonar o, al menos, tomarme un par de meses en terminar esto. Todo lo odio y veo que es una misión imposible. Y en días como hoy, donde incluso llegué a tener un leve viento a favor, me puse a pensar en lo fácil que era todo y que en pocos días podré contarle a mis nietos que crucé cada continente en bicicleta. Pero raya al piso, como decía mi abuelo, en lo que queda debo entrenar la cabeza para cuando todo vaya mal, pero también para cuando vaya bien, porque la caída puede volverse intolerable.

● Tuve algo de viento a favor. Ayer hice 140 km en 7 horas -viento neutro- y hoy lo mismo en 6. Si bien me puso contento, hoy me di cuenta de que de cierta manera soy un prisionero del viento y la ruta.
Hoy tenía muchas ganas de quedarme en Tennant Creek, que es la primera ciudad en muchos días, pero ya que tenía buen viento, me vi obligado a pedalear. O aquel día que no pude pedalear, con ráfagas de 60 km/h en contra, a pesar de tener las piernas recuperadas y llenas de energía para seguir, me tuve que guarecer. Y si hay algún punto donde pueda recargar baterías o tomar agua, estoy obligado a parar y hacerlo, ya que no habrá otro en más de 100 kilómetros. Incluso detalles tan menores como el saber en qué momento debo cargar el celular con mi banco de baterías (calculando que ambos lleguen con el mismo nivel de descarga al punto de recarga), para minimizar el tiempo de espera parado, me hacen tener que deterneme y hacer lo que obliga la ruta. Incluso en los parajes más duros de África o India, si una ruta no me gustaba, me desviaba al sur, al oeste o simplemente me iba a descansar a alguna ciudad. Pero acá me es imposible tomar otra opción que no sea seguir la eterna Carretera Stuart. De una u otra forma, siento que por primera vez, en 7 años, soy esclavo de las circunstancias al no tener casi ningún grado de libertad para tomar decisiones más que seguir o abandonar.

● Conocí los Devils Marbels, único desvío que pretendo tomar en la ruta (que no eran más de un par de kilómetros con respecto a la ruta principal). Son formaciones de piedra de alta importancia simbólica para los aborígenes australianos. Se me hicieron muy hermosas y a veces pareciera sentirse en otro planeta. Coincidentemente hoy escuchaba "Guerra de Mundos", muy ad hoc al escenario

Día 12 - Acampe cerca de Barrow Creek: 98 km, Total: 1.259 Faltan 1.521 km

Lo más difícil es empezar el día, el matar la inercia. Me cuesta encontrar motivaciones para pedalear una carretera que se hace monótona y eterna. Pero hoy me la dio mi Ñublense, que ganó un partido que estaba perdiendo. Ñublense ha sido en estos años un símbolo de mi tierra y mis raíces, de lo que me viejo me decía que era tener un "puerto". Que viajara, explorara, pero nunca olvidando mi puerto, mi Ítaca. A cambio, espero que esta ya vieja camiseta, sea una de las pocas del mundo en haber visitado los 195 países del orbe.


Al partir y revisar el GPS, vi que me quedaban 390 km hasta Alice Springs, que es por lejos la ciudad más grande comprendida entre Darwin y Puerto Augusta y representa no solo la mitad de la ruta, sino que la mitad de Australia. Mi nueva obsesión se convirtió en llegar allá. Planifiqué la ruta para llegar en 4 días, pedaleando 98 km diarios, dosificando lo que me va quedando de energía en las piernas.
Extraño mucho el poder comer frutas y verduras, y no vivir a base de barras de proteína y hamburguesas que encuentro en las paradas. El tomar agua pura y no una barrosa que encuentro, muchas veces de napas subterráneas. O el descansar sin pensar en al día siguiente debo seguir en una carretera que aparece hasta en mis sueños. Ya no aguanto las ganas de llegar a Alice Springs y tener por fin un descanso físico y mental.


Dia 13 - Barrow Creek: 13 km, Total: 1.272 km, Faltan: 1.527 km

Ya llevo varios días despertando en el piso, mi colchoneta está pinchada por todas partes y por más que he intentado arreglarla, no lo he logrado. Con dolor en la espalda y las piernas paré en la siguiente Roadhouse a 13 km. Estas son casas/bares/restaurantes/estación de bencina desperdigadas a lo largo de la carretera, muy pintorescas, separadas típicamente por 100 kilómetros en promedio, que me sirven como punto de recarga de equipos eléctricos, comida, descanso y agua. Mientras me tomaba un café para juntar fuerzas, intenté pararme y las piernas, como si hablaran, me pidieron un día libre. Tenían camas así que decidí darme un gusto.

Mientras empacaba mis cosas conocí a Fabian y Duncan, francés y sudafricano, respectivamente. A este último le dije lo mucho que los parajes me parecían al norte de su país, al Limpopo, recordando además la amabilidad que los blancos del país tuvieron conmigo cuando pedaleé por ahí el 2018. Para que no se me olvidará la amabilidad sudafricana, me dijo, me regaló un palta, muy parecida a las de mi tierra. Le expliqué lo mucho que significaba para un chileno ese fruto, y, más aún, para uno que está hasta la coronilla de comer las mismas barras de proteína y tortas de carne, día y noche, ya que no hay nada más disponible.

Mientras estaba disfrutando mi paltita, duchado, y, mejor aún, acostado en una cómoda cama, me sentí el hombre más feliz del mundo. De las cosas buenas que tendrá esta penúltima parte de mi viaje es el volver ser feliz con cosas simples como esas.

Día 14 - Prowse Gap: 139 km, Total: 1411 km, Faltan: 1.372 km

Empezó la zona de vientos cruzados. Los vientos cruzados no son los que más me frenan, pero son los más peligrosos, en especial en zonas con bermas de no más de 20 cm. Al menos tengo una nueva entretención que es mantener en el equilibrio pero, a cambio, se me hace más peligroso el escuchar música, los Road Trains son mi pesadilla.

Libertad necesita una reparación urgente, hace un tak-tak en la rueda trasera que, además de molesto, me deja con el miedo de que se rompa la cadena y quedar botado. Además hoy, al final del día, alcancé el Prowse Gap, que es la mitad de camino de la Stuart Highway, entre Darwin y Puerto Augusta.

Dia 15 - Alice Springs: 154 km, Van: 1.561 km, Faltan 1.226 km

Ya no aguantaba las ganas de llegar a una ciudad a descansar, así decidí intentar hacer la ruta hacia Alice Springs en solo 34 horas. A pesar del peso, el viento cruzado en un comienzo y vientos en contra las últimas 16 horas, logré pedalear los 290 km que en un comienzo parecían imposibles.
Siento que las piernas me van a explotar luego de hacer más del 10% de un continente en unas pocas horas, pero dentro de la montaña rusa de emociones que ha sido Australia, hoy mi siento en el punto más alto posible, tanto mental como físico.

  • Compartir: