Soy Carlos Jeldres Venzano. Ingeniero, Chileno, Chillanejo y fanático de Ñublense. El 11 de junio del 2016 dejé mi trabajo y comencé a perseguir mi sueño: dar la vuelta al mundo en bicicleta. 5 continentes, 5 años y más de 100 países. Bienvenidos al viaje de mi vida

Tramo Chillán - Santiago

Carlos Jeldres Venzano - junio 16, 2016

Resumen:
11 junio 2016 a 16 junio 2016 (6 días de pedaleo, 613 kms)
Inicio Chillán.  Cobquecura (112 kms) – Pellines (102 kms) – Iloca (81 kms) – Pichilemu (94 kms) – San Pedro/Región Metropolitana (100 kms) – Las Condes/Santiago (126 kms)

Durísima. No hay otra forma de describir la ruta. Elegí la ruta costera para llegar a Santiago a sabiendas de lo sinuosa que era y los difíciles caminos que iba a encontrar. Los motivos eran variados, primero no conocía la ruta y uno de los objetivos del viaje es evidentemente conocer otros lugares. Segundo, quería “curtirme” con una ruta dura y acostumbrarme al peso, así cualquier cosa que venga no será peor que lo recién vivido, pero además quería estresar la bicicleta y en particular los elementos accesorios (parrillas, bolsos, etc) con una ruta dura, para en caso de necesitar algún repuesto o cambio hacerlo en Santiago.

Los primeros kilómetros desde Chillán fueron demasiado amigables, hasta ya faltando unos kilómetros para llegar a Cobquecura donde empezó lo duro y no paró hasta la salida de Pichilemu. La cantidad incontable de cuestas, muchas de las cuales sin pavimentar fue más dura de lo que pensaba inicialmente, pero a pesar de todo, y si bien esto está recién comenzando, creo que voy a poder aguantar bien los caminos que se vienen con el peso que llevo.

Si bien cada día era una mezcla de hermosísimos lugares, ricas comidas, sufrimiento y adrenalina (¡llegué a tomar casi 70kms en las bajadas con todo el peso que llevo!), al llegar la noche y tocar una puerta SIEMPRE recibí un lugar donde quedarme. No sé si se repetirá esto en el futuro, o por lo menos en la misma magnitud, pero la gente del sur, de mi tierra, se caracteriza por su amabilidad. Desde don Celso en Cobquecura hasta doña Esperanza (que creo me hizo subir un par de kilos con toda la comida que me dio), jamás me faltó un lugar para pasar la noche con mi carpa y mi bicicleta, para desplomarme luego de un intenso día de pedaleo.

Mención aparte merece lo amable que ha sido la gente y los automovilistas en el camino, muchos de los cuales me dijeron que me reconocieron por la nota que amablemente realizó Espectador Digital, tocando bocinas apoyándome y dando ánimo, manteniendo siempre una distancia prudente conmigo al manejar, rompiendo un poco el prejuicio que debo reconocer tengo con los automovilistas.

Ya alcanzado Santiago, es momento de descansar un par de días, para ya volver con todo con el tramo Santiago – La Serena, que espero sea mucho más suave que el que acabo de terminar.































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